Proglas, el primer poema de las literaturas eslavas


[escrito por San Cirilo]

Del santo Evangelio yo soy el Prefacio:
según las antiguas promesas de los profetas
llega el Cristo a juntar las naciones
porque él ilumina con su luz todo el mundo.
Esto pasó en nuestro séptimo milenio*.

Porque ellos les prometieron a los ciegos que verían
y los sordos, ¡vaya!, pueden oír la Palabra de las Santas Escrituras
porque es necesario conocer a Dios.
Por eso oíd, oíd esto, eslavos:
este regalo precioso del amor os lo regaló Dios,

este regalo divino es el regalo de la parte justa,
es un regalo para vuestras almas que nunca se deteriorará,
para las almas de gente que lo acepte con gratitud.
Mateo y Marcos, Lucas y Juan
enseñan a todas las naciones diciendo:

Todos vosotros que queréis bonitas vuestras almas
y todos vosotros que anheláis la felicidad,
que anheláis abandonar para siempre la oscuridad de los pecados
y limpiarse de la podredumbre de este mundo
y reencontrar la vida celestial

y huir para siempre ante las llamas del fuego,
oíd lo que os dice la razón,
oíd todos, toda la nación eslava,
oíd la Palabra que Dios os mandó,
la Palabra que da de comer a las hambientas almas humanas,

la Palabra que da fuerza a vuestra razón y vuestro corazón,
la Palabra que os prepara a aceptar a Dios.
Igual que no puede haber alegría si no hay luz
que brilla para que podamos ver el mundo entero
porque no todo es claro y bonito,

igual ningún alma sin escritura
tiene conocimiento de la ley de Dios,
de la ley de los libros, de la ley del espíritu,
de la ley que nos presencia el paraíso divino.
Porque un oído que nunca ha oído el rugir del trueno,

¿cómo va a ponerse temblando ante Dios?
Porque un olfato que no percibe el olor de flores,
¿cómo va a entender las maravillas de Dios?
Porque una boca que no siente dulzura,
al hombre lo vuelve en piedra.

Y aún más muerta que el hombre de piedra
es el alma, toda alma sin letras.
Entonces, nosotros, los dos hermanos, lo hemos pensado bien
y vamos a daros un consejo impecable
que os va a liberar a todos, a todos vosotros,

de la vida bestial y de la existencia pecadora
para que vuestra mente, la razón irracional,
cuando oigáis la Palabra en una lengua extranjera,
que no os suene tan solo como una campana, campana de cobre.
Porque san Pablo el maestro nos dice,

después de presentarle su ruego a Dios:
Prefiero decir tan solo cinco palabras,
cinco palabras del sentido común pronunciar
para que incluso mis hermanos entiendan,
antes que decir miles de palabras incomprensibles.

Porque aquel que no entiende,
el que no es capaz de añadir una parábola sensata,
¿cómo va a encontrar las palabras correctas?
Porque igual que la muerte cuelga sobre el cuerpo,
la que destruye todo, la que es más putrida que el pus,

cuando el cuerpo no tiene la alimentación adecuada:
igualmente toda alma se marchita
si vive una vida sin Dios,
si no oye la Palabra de Dios.
Mas digamos otra parábola sensata,

nosotros que nos amamos uno al otro
y queremos crecer de una manera divina:
no hay quien no conozca esta simple verdad:
así como la semilla que cae en la vega,
cada corazón humano en la Tierra

necesita también una lluvia de letras divinas
para que el fruto de Dios crezca lo más posible.
¿Quién podría contar todas las parábolas
que condenan a una nación sin libros,
porque no se puede entender su voz?

Y aunque uno conociera todas las lenguas,
no podría pronunciar su infinita impotencia.
Oíd mi parábola,
pocas palabras con muchos significados:
Desnudas son las naciones sin libros

porque no pueden luchar sin armas
contra el enemigo que destruye nuestras almas
condenadas a ser presa del eterno martirio.
Vosotros que no amáis a ese enemigo,
naciones que queréis luchar contra él,

abrid atentamente la puerta de vuestro espíritu,
naciones, aceptad un arma fuerte
forjada en los libros del Señor
que golpean fuerte la cabeza del diablo.
Porque a aquel que acepte estas letras

el mismo Cristo le revelará su sabiduría
y esforzará vuestras almas con las letras
a través de apóstolos y profetas**.
Porque aquellos que digan sus palabras,
serán capaces de destruir al enemigo***,

le traerán buena victoria a su Dios,
escaparán a la descompostura de su cuerpo,
del cuerpo que vive en pecado como en sueño,
no caerán, sino que se detendrán firmes
y valientes ante Dios,

se pondrán a la derecha del trono de Dios
cuando él venga a juzgar todas las naciones,
celebrarán para siempre con los ángeles,
para siempre celebrarán al Dios bondadoso
con las canciones de aquellos libros para siempre

celebrarán a Dios que se apiada de la gente
y que por eso tiene toda la gloria,
honor y elogio, Hijo de Dios,
unido con su Padre y Espíritu Santo en la Trinidad
desde la creación hasta la eternidad.

Amén.

[traducido por Lucia]

*   el séptimo milenio desde la creación del mundo
**  los „apóstolos“ son los libros del Nuevo Testamento y los „profetas“ son los libros del Antiguo Testamento
*** destruir al enemigo = destruir al diablo

Proglas (Foto: martinus.sk)

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